Sé consecuente y asume las cosas, tal y como son. Asume la vida tal y como se te presenta, con sus defectos y sus virtudes, como nos contó un grande como Friedrich Nietzsche. No evites los problemas, enfréntalos; de esa forma el río que un día tomó el rumbo equivocado volverá a su cauce. Quiere a los que te quieran, y hazlo de forma que si un día no estás, se apenen. Eso querrá decir que lo has hecho bien. Quiere a los que no te quieran; eso te hará grande. No pretendas que los logros lleguen a ti de forma natural; lucha por ellos, porque de otra forma no conseguirás nunca nada. Atiende a los mayores y toma sus consejos; ellos son los que han conseguido que seamos lo que somos hoy. No digas cosas que realmente no piensas, porque con el tiempo todo se te puede volver en tu contra. Vive de forma que hagas feliz a mucha gente y que, a través de ti, nadie sienta mal. Ayuda a los que te pidan ayuda, y ayuda a los que no te la pidan. Comete locuras, locuras que te engrandezcan y te lleven a la felicidad. Ríete, ríete mucho, y si es en compañía, mejor. Salta de alegría. Canta por la calle. Da propina, abrazos, besos. Enamórate. Habla. Sueña. En definitiva...