lunes, 2 de julio de 2012

Compañeros


El sueño terminó. Se avecinaba el inicio del curso. Los nervios terminaron en el momento en el que entré por esa puerta en donde una infinidad de desconocidos aguardaban cruzándose miradas que viajaban desde la incredulidad a la incomprensión. Unos hablaban en grupos, mientras otros esperaban un pequeño empujón que le emprendiese en una nueva aventura. Era como un profundo sueño, como una “siesta” de la que jamás quieres despertar. Ahora hemos despertado. Se ha puesto fin a ese sueño que no queríamos que terminase, pero que, como todos, terminan. Ese sueño llamado monotonía del que vosotros, periodistas, me habéis enseñado cuál es su parte positiva.

Ahora llega ese momento de separarnos. Alzar la vista al cielo, mirar las estrellas y observar como, a pesar de estar a años luz unas de otras, nosotros las vemos una pegadita a la otra, sin separarse. Así es como tiene que ser. Por muchos kilómetros que nos separen, seguimos estando juntos, seguimos estando “cerca”, seguimos creciendo, como las estrellas.

Cada uno de vosotros sois un motivo más para seguir creyendo en este sueño, en esta “locura”. Solo queda dar las gracias a todos y cada uno de vosotros por haber creído en esta historia que ahora se congela. Y es que dentro de unos meses volveremos a dormir y, por supuesto, volveremos a soñar. 

"Gracias". Curro García.

jueves, 22 de marzo de 2012

Encadenado a tu alma


Caen de pronto recuerdos desde la penumbra de mi habitación. Alzo la vista y tan solo distingo palabras como amor o tristeza en un océano de letras. De repente, una serie de acordes melódicos comienzan a conquistarme. Mi corazón ha comenzado a latir un poco más rápido, no sé si a causa de la sorpresa o de la sensación que me produce. Cierro los ojos y comienzo a imaginar. Veo una preciosa muchacha, de unos 20 años, morena y con la sonrisa más espléndida y delatadora que jamás vi. Gotas de agua besan tu piel; se me ocurre la escusa perfecta para acercarme. La miro y la veo real, una imagen perfecta…

[…]

Vuelvo a abrir los ojos. Sigo estando en mi habitación. Con la mirada perdida y una lágrima de fuerza cayéndome de los ojos. Resistiéndome a admitir la realidad. Intentando lo que me pediste, que me recuerden por cómo soy. Tú, allá arriba junto a las estrellas, seguirás igual. Bella y perenne. Observando como el mundo continúa girando y tú faltas en él para que todo sea perfecto. En el lugar más privilegiado del cielo y de mi mente. Quizá, y solo quizá, te eche un poco de menos. Solo un poco...

“Correré hacia ti cuando estés en peligro. Saltaré al vacío cuando caigas. Romperé barreras y derribaré muros. Pero necesito que estés a mi lado”. CGF.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Desde la penumbra

Quise decirte eso que nadie se atreve a decir. Sí, quise jugármela. Pensé incluso que algún día podría probar las costuras de tus labios. Incluso, ingenuo de mí, llegué a pensar que me querías. Rocé esa línea que delimita el "yo quiero" del "yo puedo", y he de admitir que estuve a punto de caer a ese vacío llamado ilusión. Sin embargo, volví a ese lugar donde la culpa me arropaba, donde la nostalgia era mi fiel compañera de viaje. Deduje que tu sombra sería el retrato más cercano que jamás iba a tener. Te observo mientras tú no te imaginas que te miro, fijamente, embriagado de tu fragancia, de tu belleza, de tu pálida tez. 

Soy como la luna que habita durante doce horas, las mismas que se esconde. Quizá sea momento de quitarse del medio y dejar que las cosas fluyan, que brote el río de la vida mientras a mí me deja a un lado...  


"Siempre. Una palabra que se hace eterna al terminar de pronunciar la última vocal. Un estado de atención perenne al presente y al futuro del que tú has decidido hacerte dueña de su significado" CGF.

viernes, 3 de febrero de 2012

Un día más en mi vida

Llegó. Un reguero cálido azotó mi cara. El día se me antojaba espléndido, mientras caminaba certero, firme, regocijándome en la más firme seguridad. Sentía dentro de mí una de las mejores sensaciones que jamás en la vida he sentido. Me mostraba tranquilo y sereno, pero tan solo suponía la expresión de mi cara y de mis movimientos. Por dentro, los nervios me reconcomían, sepultados por atisbos de serenidad. A mi lado, un desconocido. No sé quién es, tan solo sé cómo se llama y un par de datos que mi mente alcanzaba a suponer. El momento estaba llegando. Tras colocarme cerca de la puerta miré hacia mi alrededor, no conocía a nadie. Deduje que me debería ir acostumbrando a verles. Resoplé dos veces, alcé la vista, y avancé. 


Comenzó entonces otra época, otro color, otra música que se convertiría en los acordes de mi vida. Un sabor embriagador. No podía dejar de mirar a mi alrededor. Entretanto, descubrí algo más. Una mirada, una muesca que marcaba la imperfección de una sonrisa perfecta.


[...]


Justo en ese momento la volví a mirar. Me dí cuenta que había encontrado el mejor tesoro que cualquier pirata añoraría. Comprendí que yo no sería ese pirata afortunado.


"No te miraré con cariño, no seré simpático, ni tampoco nunca te habré dicho las palabras más bonitas, pero quizá, y solo quizá, no pueda llegar a quererte más. Me acostumbré a quererte así" CGF.