Y a pesar de todo seguiré siguiendo esa estela que deja tu sombra, esa estela que sigo sin ningún motivo que cree en mi la mínima esperanza bendecida por ti. Continuaré pensando que tú eres igual que antes, igual que siempre. Porque aquí sigo, esperando que pares el tiempo en un te quiero que se haga eterno. Cegado por la luz que irradia tus ojos y que consigue lo que nadie en mi ha conseguido. Y me paro y pienso, ¿por qué lo hago? ¿Por qué continúo haciendo esto? Apareces tú en mi mente y de repente la duda desaparece. Pero aquí permanezco, sin miedo, sin ira, sin rabia. Tal y como me dejaste, tal y como me conseguiste. Aparcando a un lado el frío de tus palabras y cogiéndome del último hilo de voz que recuerdo de ti. Porque que seguiré pensando en lo irrepetible de tus labios. La conclusión de hoy: