lunes, 21 de marzo de 2011

Dulce miel, obvio

En ese momento en el que todo cambió, en ese preciso instante aposté toda mi vida a una sola carta. Lo aposté y me la jugué. No pensé en el tiempo, en la distancia, en nada. Tan solo pensé, sentí ,y tras ello, me dejé llevar. Me dejé guiar por el palpitar eterno y caprichoso de mi corazón. Por el haz que hace que mi corazón siga palpitando. Por ti o por mi, no lo sé. Ahora, tras todo eso, siento que el camino de tierra que nos unió cede ante la aspereza de la lluvia, convirtiéndose en un camino enbarrado, donde el caminar se dificulta. Quizá todo sea a causa de las lágrimas que derramaste, esas que dejaste caer sobre la tierra, humedeciéndola. Siento como quedo solo, mirándote inocentemente sin percepción alguna de la realidad. Y de mientras tu seguirás ahí...

igual que siempre, tal y como nunca. CGF.

"Y yo seguiré pensando que tu corazón es como un pájaro en un parque una tarde de un domingo, pensando que volverás a decir lo justo, en el momento y lugar preciso. Y continuaré apostando por esta forma de amor: nuestro tipo de amor."