jueves, 22 de septiembre de 2011

Luctuoso corazón

Sentí de repente como la vista se me nublaba, como si me costase mirar al horizonte, como si no existiera. Continuaba recostado mirando hacia el cielo, pero incluso así no podía mantener mis parpados abiertos. Notaba  dentro de mi boca un sabor agridulce y tras él, un reguero de flujos procedentes de ella que concluía en una cascada que nacía de mi barbilla. Una potente convulsión se hizo eco de mi pecho; creo que ha sido un terremoto en mi interior. Conseguí elevar los párpados y me dispuse a flirtear con mi alrededor. Noté algo frío bajo mis piernas, pero no conseguía averiguar de qué se trataba. Las piernas también estaban apunto de desfallecer. Algo iba mal.


[...]


Yací exánime en el mismo lugar, cabizbajo. Tumbado boca arriba con los brazos abiertos, en señal de paz. Sobre mi mano una pistola de calibre tres. En mi pecho la señal de los románticos enamorados que nunca llegaron a conseguir su felicidad. Sobre la otra mano una rosa roja y una tarjeta que decía: "Siempre te querré"


"Vivimos porque respiramos, pero nuestro corazón está muerto." CGF.