miércoles, 28 de septiembre de 2011

El motivo jugársela

Cuando algo sale mal, solo y únicamente recordamos las veces en las que pensamos que eso no saldría bien. El pesimismo invade de forma natural hasta el último resquicio de tu mente, de tal manera que impide visualizar más allá de aquello que quieres ver. Te envuelves de una tesitura que no acepta la derrota e intentas buscar la mejor escusa para sentirte bien. Buena escusa equivale a bienestar. Es así. Nadie contempla el hecho de haber conseguido llegar hasta donde has llegado, ni siquiera los momentos vividos hasta llegar hasta ahí. Quizá, ahora que está todo mal, no recuerdo (o mejor dicho, no quiero recordar) cada momento que floreció en mi. Los buenos nunca fueron tan buenos. Incluso diría que los buenos te vendieron. Y las buenas, murieron. 


Hoy, y después de mucho tiempo, consigo aceptar la realidad. Ya no estás; ya te has ido. No voy a buscar ninguna escusa. He de aceptarlo y de admitirlo. Esta vez, he perdido.


"En alguna que otra ocasión de tu vida te encontrarás con personas que pretenden llevar la razón. Escúchales y tómales en cuenta, porque lo dificil no es escuchar a tus amigos, sino a tus enemigos." CGF.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Luctuoso corazón

Sentí de repente como la vista se me nublaba, como si me costase mirar al horizonte, como si no existiera. Continuaba recostado mirando hacia el cielo, pero incluso así no podía mantener mis parpados abiertos. Notaba  dentro de mi boca un sabor agridulce y tras él, un reguero de flujos procedentes de ella que concluía en una cascada que nacía de mi barbilla. Una potente convulsión se hizo eco de mi pecho; creo que ha sido un terremoto en mi interior. Conseguí elevar los párpados y me dispuse a flirtear con mi alrededor. Noté algo frío bajo mis piernas, pero no conseguía averiguar de qué se trataba. Las piernas también estaban apunto de desfallecer. Algo iba mal.


[...]


Yací exánime en el mismo lugar, cabizbajo. Tumbado boca arriba con los brazos abiertos, en señal de paz. Sobre mi mano una pistola de calibre tres. En mi pecho la señal de los románticos enamorados que nunca llegaron a conseguir su felicidad. Sobre la otra mano una rosa roja y una tarjeta que decía: "Siempre te querré"


"Vivimos porque respiramos, pero nuestro corazón está muerto." CGF.